El capitán Joseph Andrews y la perla tucumana

Comparto algunos fragmentos del capítulo sobre el viajero Andrews que forma parte de mi Tierra Adentro, Una historia de la Argentina del siglo XIX a través de los ojos de los viajeros:

……….Joseph Andrews fue un marino inglés de la Compañía de Indias. Antes de elogiar el Aconquija, ya había conocido América en viajes anteriores. Fue capitán y propietario del Windham. Nuestro capitán se desvinculó de la marina para adentrarse en las profundidades de la tierra. En 1825 operó para una empresa minera de la que además era accionista, la Chilean and Peruvian Mining Association. Al igual que las exploraciones de Francis Bond Head, John Miers, Juan Scrivener y Edmond Temple, las de Andrews aportan un capítulo a la historia de la explotación minera.

Tucumán encontró a uno de sus primeros poetas en 1825, cuando la pluma del viajero Joseph Andrews retrató sus paisajes. Era la época en la que los comisionados de las empresas mineras escribían poesía. Las románticas páginas, y hasta versos, con los que Andrews halagó a los tucumanos tuvieron ecos muy profundos en la literatura argentina: tanto Sarmiento como Alberdi se conmovieron con el paisaje tucumano, antes de haberlo visto con sus propios ojos, gracias a los de nuestro viajero.

Llegó a Buenos Aires el veinticinco de marzo de 1825. El bullicio de la ciudad, a la que le calculó ochenta mil habitantes, delataba la prosperidad de lo que juzgó un gobierno liberal, bajo el control de Juan Gregorio de Las Heras. El dieciséis de abril partió hacia Córdoba a bordo del carruaje más cómodo que encontró. En el interior del vehículo, convenientemente acolchado, había muchos bolsillos en los que guardaron pistolas y libros, incluso acomodaron una mesa de escribir dentro de un baúl.

Faltaban diecinueve años para que naciera Nietzsche. Y el capitán Andrews, desde su fogoso liberalismo, escribió contra la Iglesia Católica unas críticas fulminantes, incluso con un tono y contundencia similares a los que, sesenta años más tarde, ostentará el filósofo dionisíaco de Alemania en los aforismos de El anticristo.  La monacal ciudad de Córdoba, trinchera del poder eclesiástico incluso después de la batalla de Ayacucho, le inspiró al viajero las más enérgicas protestas contra esa cosmovisión retrógrada. No dejó nada en el tintero.

……….En 1827 publicó, en la casa editora John Murray de Londres, dos volúmenes que sumaban seiscientas páginas: Journey from Buenos Ayres, through the provinces of Cordova, Tucuman, and Salta, to Potosi, thence by the deserts of Caranja to Arica, and subsequently, to Santiago de Chili and Coquimbo, undertaken on behalf of the Chilian and Peruvian Mining Association in the years 1825-26. En 1915 se publicó en Tucumán una primera traducción al castellano, que incluía nada más que los capítulos sobre las provincias del norte argentino. En 1920, Carlos Aldao tradujo para La Cultura Argentina la totalidad de la obra, exceptuando los apéndices. Aquí utilizamos esa misma traducción del Viaje de Buenos Aires a Potosí y Arica, publicada en 1988 para la Biblioteca argentina de historia y política de Hyspamerica. En ninguna de estas ediciones pudimos encontrar datos relevantes sobre el resto de la vida del viajero. Ni siquiera las fechas de su nacimiento y muerte.

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